Un viaje interminable para recorrer parte del mundo vinícola de la mano de Pedro Olivares y sus vinos BIO.
Es indiscutible que la variedad de uva Bobal es ya una de las protagonistas de los vinos mediterráneos.
Para los agnósticos, os hablo con criterio de más de 100.000 vinos catados, es una uva que necesita de unas condiciones idóneas para su cultivo y maduración, no todos los Bobales son Bobales de verdad.
Una altitud de 700 -900, unos suelos pobre,s y muy pobres, orientaciones al sol, podas cortas y bien regulada la carga. Quizás sean algunos de las buenas prácticas para ser auténticas.
No cabe duda que el verdadero patrimonio son las cepas viejas, que ellas solitas son capaces de autoregularse ,y en sintonía con el enólogo, por wifi, darle lo que necesita para poder hacer disfrutar al resto de mortales.
Es una planta presumida por su gran vestido, de grandísimo colorido, y ahora que anda sola sin otros telares que la acompañen, dícese de otras variedades, se muestra más orgullosa e incluso a veces algo rebelde, salvaje. Es fruto de su propia naturaleza.
Es también un poco recelosa y no gusta de excesivos cuidados. Hay que mantenerla a dieta, una fertilización descontrolada la vuelve alocada y estrambótica. Con los nutrientes controlados, o casi nulos, se desboca por encontrarlos en el subsuelo, y ahí es donde alcanza su máxima personalidad.
De las parcelas que elaboramos nuestro Bobal serie Wild 2014 y Bobal Plus 2012, apenas las plantas recuerdan el sonido del tractor, o incluso del serón, y los mulos aportando con la reja, restos de estiércol natural. Llevamos la uva a la bodega con un tractor, un John Deere que data de 1920, y éste nunca ha cargado “basura” como se dice en el argot rural.
Los tratamientos en esta campaña han sido nulos o escasos, calor, azufre, un pase de manzanilla, septiembre fresco, el veranillo de San Miguel, y a por ella.
Cuando cortamos la uva, un pelín sobremadura, estaba deshecha en el campo, daba miedo ver los cubos y las cajas, las tijeras y las manos estaban completamente teñidas de color Bobal ( un nuevo pantone).
Al llevarla a bodega la emoción era terrible, el mosto parecía vino, y en un gran vino se está convirtiendo.
Una verdadera experiencia vitícola y ya casi vinícola. Día a día es cada día más increíble las sensaciones que experimento. En cada sorbo del casi vino, encuentro un mensaje que surge la las raíces de la planta y que explota literalmente en la boca.
Gran añada, tenemos Bobal para rato.