
Hola amigos, clientes, colegas y demás personajes que deambuláis por este indescriptible
mundo.
Escribo estas letras para daros las gracias a todos, seáis amigos o amigachos, pendientes o
independientes, por haber contribuido al desarrollo de mi gran ilusión y proyecto.
Hablo de mis vinos,
Lo que en todos los casos ha partido de una idea arriesgada ha pasado a transformarse, fruto
del saber hacer y del propio riesgo, en infinidad de felicitaciones, abrazos, etc.. Todos llenos
de fantásticos emoticonos.
Los he recibido con gran alegría. Me generan un gran entusiasmo además de la energía
necesaria para seguir motivado y seguir exprimiendo mi conocimiento vitícola para
transformarlo en grandes experiencias sensoriales.
Hablo del creador,
Mi trabajo es del todo estresante, no en vano trata de jugar a un juego arriesgado con la
Naturaleza. Es muy complejo y exige de una disciplina que muchas veces ataca al sistema
parasimpático, dejándote grandes dosis de empatía por el camino, que afectan sin duda a tu
alrededor.
Te transformas en cavernícola a la vez que se te exige ser nómada. Es complicado.
La vida es bella cuando no estás en fase creativa, cuando las hojas ya no están verdes, cuando
no sufres los vaivenes de los vinos naturales.
Hacer vinos nos es fácil, concebirlos quizás sí, pero crearlos es duro y exige dedicación y
paciencia, además de grandes dosis de confianza.
La confianza actúa como un coche híbrido recargándose con cada uno de los besos, abrazos y
felicitaciones que recibo de todos vosotros. Es el poder necesario para echar siempre una rato
más, bien sea en el campo hablando con las plantas, en bodega entendiendo las añadas, o en
el coche para conducir 1.000 km más buscando lo que ya está ahí.
Seguiremos buscando